Estoy en el cuarto día de una dieta malévola y estoy a punto de claudicar. En mi vida nunca he podido hacer una dieta o cualquier sacrificio en lo que a comida se refiere. Soy muy débil... lo acepto. Pero es que me encanta la comida. Me encanta disfrutar los antojitos. Los tacos y chunches maseras son mi debilidad y qué decir de los dulces... amo a los chocolates! Las carnes también son una afición, porque no considero que algo sea denominado comida si no tiene carne entre sus ingredientes.
Pero no! me encuentro en el cuarto día de no probar carne, dulces, harinas, chescos, alcohol, ni otra cosa que no sea fruta y verdura <-- nunca he sido adicta a las verduras, las como por compromiso.
¿Por qué tengo que hacer esto? Porque estoy bien pinche gorda -bueno no tanto, pero sí tengo mis llantitas- y quiero rebajar para lucir una esbelta figura en traje de baño.
Asegún sí me ha funcionado, porque veo que unos antiestéticos kilitos de más han desaparecido, pero tampoco estoy en huesos, como era mi objetivo.
Hoy es horrible, sólo una sopa pedorra -no es que sepa tan fea, pero a fuerza de comerla todos estos cuatro días, empiezo a desarrollar un odio patológico hacia ella-, leche y plátanos y ya, nada más...
No sé si hoy pueda soportarlo, casi decaigo en los anteriores que por lo menos había opciones entre frutas y verduras, pero hoy nanay.... sólo leche y plátanos.
Bueno, espero que hoy pase sin caer en la tentación, porque mañana por fin me toca carnita y seré feliz... lástima que no pueda hacerme unos ricos taquitos, porque ni esperanzas de una sola tortillita.
En fin... lo que tiene que hacer una para poder ponerse un traje de baño y no resultar una entera broma... La recompensa la tendré el sábado... cuando por fin iré a Acapulco y disfrutaré de la playa, la fiesta y la aventura... Yeeeees!!!